El pasado sábado, 18 de septiembre, nuestro obispo D. Casimiro López Llorente nos presentó su Carta Pastoral con motivo del Año Jubilar Diocesano por el 775 º aniversario de la creación de nuestra diócesis de Segorbe (1247-2022) por el Papa Inocencio IV, mediante la bula Pie Postulatio, de 12 de abril de 1274. Que ratificaba una anterior de Inocencio III y reconocía la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe. Ya en el siglo XX, por disposición del Papa Juan XXIII, mediante la bula Illas in Ecclesia, catholica urbes de 31 de mayo de 1960, la diócesis pasará a llamarse Diócesis de Segorbe-Castellón, manteniendo la Catedral de Segorbe como sede episcopal.
Para celebrar debidamente esta efeméride y aprovechar espiritual y pastoralmente este acontecimiento, D. Casimiro solicitó al Papa Francisco la concesión de un Año Jubilar diocesano con la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria, lo que nos ha sido concedido con fecha 8 de junio del presente año. El Año Jubilar comenzará el 12 de abril de 2022 y será clausurado el 16 de abril de 2023, Domingo de la Divina Misericordia.
El jubileo diocesano es un Año de gracia de Dios para hacer memoria agradecida del pasado, de purificación y renovación personal, comunitaria y pastoral en el presente que nos aliente a salir a la misión, con la fuerza del Espíritu Santo, para llevar a todos la alegría del Evangelio.
Este año jubilar será nuestro momento para:
- Dar gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos de Él a lo largo de estos siglos y pedir perdón por nuestros pecados e infidelidades;
- Favorecer la conversión personal y comunitaria para que se avive la fe y vida cristiana de cuantos formamos esta Iglesia
- Propiciar la conversión pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana en sus miembros y comunidades.
- Fortalecer la comunión eclesial y nuestra pertenencia e identidad diocesana
- Caminar juntos (sinodalidad) favoreciendo la corresponsabilidad de todos en la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana, según la propia vocación, ministerio y carisma, para ser una Iglesia ‘en salida’, evangelizada y evangelizadora.
Este Año, acogido y vivido como gracia del Señor, nos ayudará a avivar nuestra fe y vida cristiana en el encuentro con Cristo, al examen de conciencia y la purificación de nuestras faltas y pecados, de nuestras tibiezas e inercias, a crecer en la santidad y en la comunión diocesana, a sentir la Iglesia diocesana como nuestra a fin de mejor amar y servir a nuestra Madre, la Iglesia de Segorbe-Castellón.