Horario de Navidad

Viernes 24 de diciembre de 2021

19:30 misa vespertina de la vigilia de Navidad

Navidad, según Juan Pablo II, es un «evento de luz» que «disipa las nubes del pecado», pues, para los oprimidos y los que sufren, y para los que caminan en la oscuridad, brilla «una gran luz», «que irradia desde la humildad del pesebre», y «es la luz de la nueva creación».

Si la primera creación comenzó con la luz, cuánto más espléndida, brillante y grande es la luz que inaugura la nueva creación: ¡Es Dios mismo, Luz de Luz, hecho hombre!. Haciendo frente a «los implacables titulares de las noticias», «estas palabras de luz y esperanza pueden parecer palabras de un sueño. Pero éste es precisamente el desafío de la fe, que hace de esta proclamación algo que conforta y exige. Nos hace sentirnos envueltos en la ternura del amor de Dios, mientras que, al mismo tiempo, nos demanda un amor práctico a Dios y a nuestros semejantes».

Navidad es «el festival de la vida»

Sábado 25 de diciembre de 2021

12:30h Misa de Natividad del Señor

Con la solemnidad de la Navidad, la Parroquia Santa Joaquina Vedruna celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres, haciéndose ser humano para acompañarnos en el camino de la vida. Éste es el sentido espiritual más importante de la liturgia del día de Navidad. La encarnación nos obliga a transformar, iluminar y tratar de regenerar nuestra realidad.


El mensaje del profeta Isaías describe la realeza de Dios que viene a nosotros, encarnada hoy en el Niño Jesús. Los pastores la contemplan y proclaman un evangelio de paz, de felicidad y de salvación: porque NUESTRO DIOS REINA. Dichosos los que proclaman la paz y la felicidad, porque ellos serán llamados hijos de Dios. La Palabra de Dios se hizo ser humano como nosotros, para traer luz y vida a todo el mundo. Y a los que le recibieron y creyeron en su nombre les fue dado el ser hijos de Dios.

Domingo 26 de diciembre de 2021

12:30h Misa dominical de la Sagrada Familia

En este domingo que sigue a la Navidad, celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Celebración que nos ha de llevar a contemplar y valorar aquellas virtudes que se vivían en el hogar de Nazaret, una familia sencilla que es modelo y luz para todas las familias del mundo. En medio de tantas familias con problemas y rupturas y las que sufren las dificultades que esta sociedad produce, la familia de Nazaret sale hoy a nuestro encuentro para decirnos que es posible la vida de familia. Que el amor y la entrega mutua, ayudan a superar las dificultades, las externas y las que surgen en la convivencia diaria.

Las palabras del Libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14), nos indican el camino de la espiritualidad familiar: «El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.»

Viernes 31 de diciembre de 2021

19:30h Misa de Fin de Año

Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres y mujeres que ama el Señor! Agradecidos a Dios que nos permite celebrar este final de año como familia de fe, les damos la más cordial bienvenida a nuestro último Encuentro Eucarístico de este año 2021, a lo largo del cual resonarán palabras que han de motivar nuestras vidas. En esta eucaristía nos disponemos a la renovación de quien empieza otra vez el camino.

La Palabra nos ubica ante el final de la espera porque Aquel que es la Palabra, el Verbo, Jesucristo, ha querido vivir entre nosotros, desarrollar su propia historia en medio de aquellos a quienes habría de dar la Salvación. Por lo tanto, agradezcamos al Señor cada expresión de su amor recibida y dispongámonos a que se cumpla en nuestras vidas, a ejemplo de la de María, la Voluntad de Dios. Que el año que ya pronto comienza podamos ser testigos agradecidos del amor de Dios, sea cual sea nuestra condición o nuestra actitud y lo llenemos de bendiciones.

Sábado 1 de enero de 2022:

12:30h Solemnidad de Santa María Madre de Dios

La fiesta del primer día del año tiene varias direcciones: es el comienzo del año civil, es la octava de la Navidad, el día en que Jesús fue circuncidado y le pusieron ese nombre, la jornada de oración por la paz. Pero, sobre todo, es la solemnidad de Santa María Madre de Dios. Aunque el protagonista de todo el tiempo de la Navidad es Cristo Jesús, el recuerdo de la Virgen en la octava de la Navidad no le quita al Hijo ninguna importancia y nos ayuda a todos a vivir mejor la Navidad.

Esta celebración no recuerda el gran don que nos otorgó Jesús al hacerse hombre y nacer de la Virgen María, pues ese misterio nos hizo ser hijos de Dios por adopción.

19:30h Misa vespertina de segundo domingo después de Navidad.

Domingo 2 de enero de 2022

9:30h Misa dominical

12:30h Misa dominical

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Visita de los responsables de la Fundación de Educación Católica a nuestro Obispo D. Casimiro.

Titular del Colegio Madre Vedruna Sagrado Corazón

El pasado martes 12 de diciembre, los miembros de la Fundación de Educación Católica (FEC), la coordinadora de pastoral del Colegio Madre Vedruna Sagrado Corazón, junto con el Párroco de la parroquia Santa Joaquina de Vedruna, fueron recibidos por el Obispo de nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón, Monseñor Casimiro López Llorente. El motivo del encuentro se enmarca en los trámites que se están realizando para preparar la renovación del convenio de cesión de uso del templo por parte de la parroquia de Santa Joaquina de Vedruna, y las actividades pastorales que se llevan a cabo en el dicho centro.

La FEC es una institución, surgida en 1992 cuya finalidad es impulsar el desarrollo de la formación integral de la persona conforme al Magisterio de la Iglesia y los principios evangélicos, dando respuesta a la realidad social, educativa y religiosa en España y poder así mantener y hacer crecer la educación católica, garantizando la continuidad y sostenibilidad de los centros que se han integrado en ella.

La parroquia, tiene una conexión muy estrecha con el colegio y la mayoría de los alumnos y los profesores participan activamente en las actividades de la parroquia.

Este año hemos creado un grupo de 19 jóvenes voluntarios de 1º de Bachiller que están vinieron en la parroquia para apoyar en las diferentes tareas, tenemos un grupo de poscomunión y otro de TeenStar que lo está llevado dos profesores del Colegio.

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Convivencia del grupo de confirmación

El sábado pasado, los jóvenes de la parroquia de Santa Joaquina de vedruna, en proceso de confirmación y 3 de ellos que han confirmado, realizaron la primera convivencia de adviento en la ermita Virgen de Gracia de Vila-real. 

Estuvieron reflexionando, a través de dinámica, los 4 domingos de navidad. En esa convivencia tuvimos la oportunidad de estar acompañados por 4 jóvenes de la parroquia Santos Evangelistas, que forman parte del grupo de Jóvenes en Acción Santos Evangelistas (JEA) que nos explicaron como nacieron como grupo, y que actividades realizan en la parroquia. 

Concluimos nuestra convivencia con una eucaristía en la ermita de la Virgen de Gracia, y una merienda que trajeron los padres. 

Cabe agradecer el ayuntamiento de vila-real por la ayuda que sigue aportando a nuestra parroquia, para poner tener un espacio para realizar sus actividades. 

La idea de ir formalizando un grupo parroquial esta teniendo forma y pronto tendremos novedades. 

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Año de gracia para alentarnos a salir a la misión

El Año Jubilar nos ofrece la gracia de acrecentar y fortalecer la corresponsabilidad de todos los que pertenecemos a esta Iglesia diocesana en su vida y misión, cada uno según su vocación, ministerio y carismas que ha recibido (episcopal, presbiteral, diaconal, vida consagrada, matrimonial y laical), acogiéndonos fraternalmente para caminar juntos (sinodalidad) al servicio de la misión de nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón.

Nuestra Iglesia diocesana no existe para sí misma, sino para la misión. Ha sido convocada para ser enviada a evangelizar. La evangelización es su dicha, vocación e identidad más profunda. La evangelización obedece al mandato misionero de Jesús: “Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado” (Mt 28,19-20). El Señor nos manda dos cosas: “Id” y “haced”. Hemos de salir con una finalidad bien precisa: Hacer discípulos del Señor mediante el anuncio, el bautismo y una vida conforme a lo que Jesús ha enseñado y mandado. Estamos llamados a ponernos en estado de misión y comprometernos en el anuncio del Evangelio, que lleve al encuentro personal con Jesucristo y da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.

El Señor nos envía a salir a todos los ambientes en que se mueven y trabajan los hombres y mujeres de hoy para llevar la alegría del Evangelio, que cura y sana las heridas, libera y salva, transforma a las personas y las estructuras. La Buena Noticia es para todos; nadie está excluido. Todas las personas son destinatarias del Evangelio. Esto hay que tenerlo presente en la vida individual, familiar, laboral, social, cultural o pública; en la vida parroquial y en la tarea pastoral ordinaria, que se realiza en las comunidades cristianas, para que lleguen a ser verdaderas comunidades de discípulos misioneros del Señor

Para salir a la misión, hemos de abrir nuestros corazones a una nueva efusión del Espíritu Santo, que nos enseña, renueva, fortalece y alienta a la misión. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia en su vida y en su misión. Él es el Maestro interior, que nos enseña a escuchar la voz del Resucitado, a seguirlo y a ser sus discípulos misioneros. Él es la memoria viviente de Jesús en la Iglesia, que recuerda y actualiza todo lo que Él dijo e hizo. El Espíritu Santo nos guía “hasta la verdad plena” (Jn 16, 13) y nos introduce en la verdad y en la belleza del evento de la salvación, la muerte y la resurrección de Jesús, como la expresión suprema del amor de Dios. Y esta realidad se convierte en Buena Noticia que ha de ser anunciada a todos.

Necesitamos pasar de una mera pastoral conformista a una pastoral de la misión para que Jesucristo y su Evangelio lleguen a todos -comenzando por los bautizados- y a todos los ámbitos de la vida y de la sociedad. Es el momento de superar la rutina, la inercia, la tibieza, el anquilosamiento, los miedos y desalientos. Esto presupone siempre la conversión personal y la renovación espiritual de pastores, catequistas, profesores de religión, padres y familias cristianas y fieles, en general. Sólo así podremos ser evangelizadores con Espíritu.

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AÑO DE GRACIA PARA AMAR MÁS A NUESTRA IGLESIA DIOCESANA Y CRECER EN COMUNIÓN

La Iglesia tiene la tarea de conducir a las personas al encuentro con Jesús, de modo de despertar y hacer crecer en ellos la adhesión y el seguimiento propios de la fe. Hemos encontrado esta realidad formulada en muchas páginas de los textos conciliares del Vaticano II, al explicarnos la Iglesia como pueblo de Dios: “Quiso Dios santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un pueblo para que le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa” (LG, 9). Por tanto, la Iglesia no existe para sí misma sino para el mundo, con el fin de transformarlo en reino de Dios.
En este año jubilar es el momento para preguntarnos si la Iglesia está realizando bien la labor que hemos descrito: ¿es ella, en nuestro tiempo y en nuestra diócesis, un buen signo e instrumento de salvación?
Hoy, ¿la Iglesia es capaz de manifestar el misterio que porta a lo largo de la historia? Para dar respuesta a esta pregunta es necesario y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones y su modo de ser y estar. El hombre, que hoy mira a la Iglesia, necesita respuestas, caminos, esperanza, vida, …. Mira con desconfianza y critica la evolución del tema ecuménico, la incorporación del laico en la vida y las tareas de la Iglesia, la colegialidad episcopal, el ejercicio de la autoridad y de la disciplina, la falta de acogimiento al que llega «desde fuera», pero al mismo tiempo quiere conservar lo que ha descubierto que le da vida y quiere volver a encontrarlo y desarrollarlo, es decir, desea volver a vivir con mayor intensidad el mandamiento del amor. Además, se aprecia una carencia de habilidades comunicativas en un mundo que ha hecho de esto un punto clave de la articulación social. Se piensa que, en ciertos ámbitos, la Iglesia se ha ido quedando muda.

La razón de ser de la Iglesia Diocesana es, en primer lugar, que cada persona crezca en el conocimiento de Cristo y le sigan revestidos de su Espíritu. En segundo lugar, ser toda ella un signo del Amor. Y, viviendo en el Amor, por la participación de todos, cada uno según sus posibilidades, trabajar en la construcción del Reino de Dios. La recompensa es entrar en la intimidad de Jesucristo, llenar la vida de sentido y participar, ya, desde ahora, en el Reino de Dios que ya está entre nosotros. La Iglesia Diocesana es la comunidad de los renovados en Cristo que viven bajo el signo del Amor, son instrumentos del Amor y aportan caridad y misericordia.

Sam Juan Pablo II presenta al Espíritu Santo como el protagonista de la misión de la Iglesia y el papa Francisco señala que la Iglesia necesita “evangelizadores que se abren sin temor a la acción del Espíritu Santo. En Pentecostés, el Espíritu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso contracorriente. Invoquémoslo hoy, bien apoyados en la oración, sin la cual toda acción corre el riesgo de quedarse vacía y el anuncio finalmente carece de alma”
Se impone, pues, para evangelizar, una conversión permanente a la persona del Espíritu Santo. Evangelizar significa proclamar la Buena Nueva de la salvación, anunciar a Jesucristo, que es el Evangelio de Dios. El anuncio del Evangelio constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Esta realidad íntima de nuestra Iglesia Diocesana necesita ser conocida, acogida, creída y vivida por los diocesanos, las comunidades y los grupos eclesiales.

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Cuenta lo que has visto y oído. Visita de la Hna. Ana María Soria (Carmelita Vedruna)

Dentro de la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones, el pasado jueves 21 de octubre, visitó un grupo de catequesis de comunión de nuestra parroquia Santa Joaquina de Vedruna, la Hermana Ana María Soria (Carmelita Vedruna). Nos contó su experiencia como misionera en la Amazonía peruana, en la Ribera del río Ucayali donde hay más de 200 poblados. Nuevo S. Juan es uno de ellos donde ha estado instalada durante 3 años.

Desde allí, ha estado realizando algunos proyectos como agricultura, enfermería y corte y confección entre otros. Los niños estuvieron atentos a las imágenes y haciendo preguntas. La humilde iglesia donde se reunían como una gran familia, los nuevos y acogedores hogares hechos con mucho esfuerzo pero con ilusión, las telas y prendas cosidas por ellos mismos para cubrirse durante los periodos de mayor frío o incluso la sencilla pero emotiva merienda con la que celebraban la Navidad, nos dijo la hermana.

Gracias a sus palabras aprendimos que l@smisioner@s, no sólo tienen que llevar la PALABRA DE JESÚS allá donde van, sino que también la tienen que expresar con sus OBRAS Y ACCIONES y de una manera especial con los pobres.

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EL AÑO JUBILAR: UN AÑO DE GRACIA DEL SEÑOR.

Para celebrar el Año Jubilar hemos de inspirarnos en la tradición bíblica del Jubileo: conocer sus raíces y el significado que tenía la institución para el pueblo de Israel. El Año Jubilar procede de una etimología latina: palabra latina jubilaeus, que significa gozo, júbilo, alegría desbordante. Por lo tanto, es un acontecimiento gozoso. Esta palabra latina fue utilizada por san Jerónimo para traducir un término hebreo, que se pronunciaba de forma muy semejante. La palabra en cuestión es yobel que designaba a un cuerno que se hacía sonar al principio de algunas fiestas, y muy especialmente al inicio del Año Jubilar. Así, pues, de yobel se pasó al jubilaeus, de donde viene nuestra palabra «jubileo».

Jesús comienza su misión con un discurso inaugural muy breve pero de gran fuerza. “Desenrolló el libro y encontró el lugar donde se dice: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la buena noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar la liberación de los cautivos y el regreso de la vista a los ciegos, para dejar a los oprimidos en libertad, y proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el libro, se lo dio al ayudante y se sentó. Todos los ojos en la sinagoga estaban fijos en él. Entonces empezó a decirles: Hoy se cumple esta Escritura para los que escuchan (Lucas 4,17-21).

Con estas palabras: “Hoy se cumple esta escritura en quienes la escuchan”, Jesús estaba anunciando que él era el ungido y enviado para llevar la Buena Noticia a los pobres, liberar a los cautivos y dar la vista a los ciegos. ¡El tiempo de la gracia del Señor  había llegado! Así, este año se nos invita a ser agentes evangelizados y evangelizadores de la Buena Noticia del Reino de Dios, trayendo la misericordia de Dios a los pobres, los ciegos y aquellos que son prisioneros del materialismo del mundo.

No olvidemos que, ayer, hoy y siempre, el programa de la Iglesia es el anuncio de Jesucristo y de su Evangelio de Salvación. Pero para poder ser fiel a la misión recibida, nuestra Iglesia diocesana ha de tener en cuenta a los hombres y las mujeres de cada época, así como las circunstancias y las necesidades del momento en que vive y lleva a cabo su misión. Por ello, a la vez que nos preparemos para el Jubileo y lo celebremos, queremos discernir juntos los caminos para la misión en el presente, en un proceso sinodal de oración y de reflexión, personal y comunitaria. Se trata de ponernos a la escucha del Señor, de abrirnos a la moción del Espíritu Santo y de atender a los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir el plan de Dios, los caminos que Él nos indica para ser sus discípulos misioneros, aquí y ahora.

En la Carta pastoral de nuestro obispo, con motivo del Año Jubilar diocesano por el 775º de la sede episcopal en Segorbe 1247-2022, nos sugiere las siguientes acciones para preparar y vivir el Año Jubilar

  1. Volver nuestra mirada a Dios para abrirnos a su presencia amorosa y providente en nuestra Iglesia diocesana, ayer, hoy y siempre. Necesitamos avivar la fe, la esperanza y la caridad. Dios nos precede y acompaña siempre; somos su Iglesia, somos su obra.
  2. Profundizar en la alabanza y en la acción de gracias a Dios Padre, fuente de todo bien personal y comunitario.
  3. Hacer memoria agradecida a Dios de nuestra historia personal en nuestra Iglesia diocesana: la fe, el bautismo, la vocación, los carismas…
  4. Cultivar el encuentro personal con Jesucristo vivo en la oración, en su Palabra, en la Eucaristía, en su Iglesia, en los pobres y necesitados, en los hambrientos y sedientos, en los enfermos…
  5. Pedir el don de la conversión personal y comunitaria para restaurar la comunión con Dios y con los hermanos.
  6. Cultivar el mandamiento nuevo del amor, la comunión cristiana de bienes y la dimensión social de la fe.
  7. Avivar nuestro compromiso social.
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